El encuentro entre las calles Gervasio y Malecón está ocupado hoy por una construcción provisional para la venta de alimentos ligeros que usurpa, conceptual y físicamente, una importante parcela del tejido urbano. Proyecto Espacios no cuestiona su carácter transitorio, sino su escala y su significado, su urgencia y orfandad, y propone otra obra, de arquitectura efímera, pero de escala monumental, un inmenso contenedor de su particular interpretación arquitectónica de la obra de Arturo Montoto.
Montoto es pintor, fotógrafo, dibujante, ha incursionado en el grabado, la escultura, las instalaciones y el mural. Su temática fundamental es la de las frutas, vegetales y objetos diversos, insertadas en fragmentos de espacios arquitectónicos. En su pintura da gran importancia a la luz. Es un perfeccionista, exquisito en la factura, en la composición, en la elección de los objetos que va a retratar.
Todo ello envuelto en un espíritu de misterio, de inquietud, producido por los efectos del claroscuro y la extraña relación entre los objetos seleccionados. Se proyecta de una forma muy conceptualista pero, al mismo tiempo, como un total hedonista. Sus pinturas son un ejercicio conceptual que obliga a una reflexión sobre la trascendencia de las cosas y de la vida, y sobre el transcurrir del tiempo.
La solución de Proyecto Espacios apela a la seducción visual, la evocación del silencio, la teatralidad y la desmesura sensitiva. Es precisamente el desconcierto que produce la pintura de Montoto lo que atrapa la atención de Proyecto Espacios, en particular, la presencia de objetos fuera de contexto que interrumpen lo que pudiera ser una lectura conservadora, lineal. Del mismo modo, en este proyecto la estructura clásica de la cubierta se deposita sobre una planta que «no encaja», forzando un encuentro inesperado entre el volumen y el plano, que genera un aparente «no lugar».
El interior se desarrolla en dos niveles. Una especie de escenarios arquitectónicos, fabricados con toda la rudeza del hormigón a vista se completan teatralmente con una serie de muebles que son interpretaciones de frutas y vegetales tropicales. De lo que se trata es de inquietar al usuario, tal y como si contemplara un lienzo de Montoto.
El desplazamiento de la estructura, la distribución geométrica de las mesas -al mismo tiempo ordenada y laberíntica-, la contradicción entre la fragilidad del vidrio en lámparas de mesa y «guardavecinos» y la solidez de la piedra en la que se sustentan, la elección del lugar para sentarse en ambientes aparentemente iguales pero en realidad diferentes, en posición protagónica o no, son detonantes de una actitud inconscientemente activa, decisiva, personalizada, dentro de un contexto público.