En el parque de Línea y L, un monumento conformado por una base octogonal sobre la que se alza una sobria columna de granito negro, recuerda la participación de los combatientes chinos en las guerras por la independencia de Cuba.
El parque fue inaugurado el 10 de octubre de 1931 y en su base se leen unas palabras del patriota cubano Gonzalo de Quesada: «No hubo un chino cubano desertor. No hubo un chino cubano traidor». La propuesta de Proyecto Espacios para la remodelación de este parque incluye un asiento escultórico que recorre de este a oeste y está inspirado en la ondulante Danza del Dragón chino. Se despliega e invita a la contemplación y el esparcimiento. El color rojo le imprime fuerza simbólica. En China el rojo representa felicidad, belleza, vitalidad, fortuna.
La combinación de cespitosas y arbustivas que alternan ciclos florales aseguran el disfrute del color a lo largo de todo el año, al tiempo que destacan las tonalidades cálidas. La iluminación nocturna se basa en sutiles luminarias ubicadas en el césped.