¿Cómo sanar las heridas de una ciudad como La Habana? ¿Puede acometerse un proyecto de recuperación en un territorio de alto valor patrimonial con un presupuesto mínimo? ¿Qué papel debe jugar la cultura? ¿Un paso atrás puede significar un salto al futuro? Estas, entre muchísimas otras interrogantes, animaron al equipo multidisciplinario Proyecto Espacios a presentar una propuesta de renovación urbana para la primera calle del Vedado, emblemático barrio de La Habana.
En poco más de 3Km que discurren entre el río y el mar, la calle Línea atesora un importante patrimonio histórico, arquitectónico y una gran riqueza cultural que da asiento a importantes instituciones, creadores y compañías. Sus calles arboladas, su ordenado y elegante trazado, su peatonalidad y concepción de barrio, unido al clima y personalidad abierta de sus moradores, lo clasifican como un centro urbano consolidado, pero en deterioro. El equipo ha considerado que rescatar los valores primigenios de esta importante arteria habanera, en las condiciones económicas de Cuba, pasa necesariamente por una operación de «acupuntura urbana» que, con pequeñas, pero sostenidas intervenciones, logren restituir y a la vez revitalizar sus espacios y servicios públicos.
La aparición a mediados del siglo XIX de la calle Línea con su tranvía, casas imponentes y urbanización de vanguardia jugó un papel muy importante en la transformación de la fisonomía de la ciudad, lo que continuó a lo largo del tiempo en la medida en que se fueron adicionando a ese gran lienzo urbano otras arquitecturas y formas de vida.
El proyecto de Corredor Cultural propone, a la par de la salvaguarda de su patrimonio, un modelo de ciudad atemperada a su nuevo tiempo: abierta, comunicativa, inclusiva, sostenible, resiliente, vital, con un carácter integrador, donde el arte y la cultura se personan como elementos transformadores poniendo al alcance de la población propuestas de alto valor funcional, espiritual y estético.