El mobiliario diseñado por Proyecto Espacios y producido en Factoría Espacios, captó la atención del fotógrafo belga Franck Depaifve, especialmente por el ecosistema conformado por los hombres y mujeres, las máquinas, herramientas y el entorno fabril y sociocultural en el que nacen.
Sus fotografías, para la agencia de ingeniería cultural Meta-Morphosis, fundada en Bélgica en 2015, intentan preservar la memoria –material e inmaterial– del patrimonio y transmitir el orgullo de los hombres y mujeres, valiéndose del arte y las nuevas tecnologías.
Con este ensayo fotográfico sobre Factoría Espacios, Depaifve y Meta-Morphosis quisieron mostrar el ingenio y la creatividad detrás de las fachadas de esta fábrica, y resaltar un motivo más de orgullo para el barrio habanero de Los Sitios, donde está ubicado el taller.
Cuando entramos a este lugar nos dimos cuenta de que estábamos haciendo un salto temporal donde todo es sorprendente, relata Franck Depaifve.
En Factoría Espacios se fabrican muebles del siglo XXI con máquinas de tres siglos: del XIX, el XX y el XXI y se consigue una armonía de creación que es realmente sorprendente con una estética excepcional.
Hemos podido estar en más de veinte países y es la primera vez que encontramos tanta inteligencia colectiva reunida en un solo lugar para crear, pensar, compartir. Hemos sentido el entusiasmo real y una implicación de todas las personas que aquí trabajan.
Fue así que en abril de 2019, durante la XIII Bienal La Habana, inauguramos en Factoría Espacios la exposición “Hombres, Obras y Máquinas. Cuando la sabiduría encuentra la creatividad.”
Constituyó un suceso artístico poco habitual. Los protagonistas de la exposición fueron los retratos fotográficos de trabajadores y operarios, sus máquinas, y las obras que producen sus manos: una trinidad enaltecida a través de estas imágenes.
Factoría Espacios está enclavada en el barrio Los Sitios del municipio Centro Habana, caracterizado por bajos ingresos y vulnerabilidades sociales profundas.
En la práctica, y desde su fundación, hemos favorecido el empleo local y ofrecemos formación en oficios, en lo que ha llegado a ser una suerte de laboratorio y escuela-taller.
El trabajo fotográfico se divide en tres partes. Trabajamos al mismo tiempo con los hombres, las máquinas y la creación.
En cuanto a los hombres, a menudo nos enfrentamos a la misma situación: cierta timidez, cierto pudor por parte de los trabajadores, y se necesita un tiempo de adaptación para que ellos comprendan que vamos a hacer cosas hermosas juntos y estábamos ahí para rendirles homenaje a su quehacer. Esto provoca que cada foto se tomó desde treinta minutos hasta dos o tres horas. Los trabajadores tuvieron mucha paciencia para llegar a mostrar el gesto preciso o la posición correcta, por lo que ese momento de compartir con los obreros, fue único.,
Para la inauguración de la exposición “Hombres, Obras y Máquinas. Cuando la sabiduría encuentra la creatividad”, cada trabajador organizó con esmero su puesto de trabajo. En cada uno de ellos se colocó el mobiliario expuesto, creando un llamativo contraste entre las piezas terminadas y el entorno por donde debieron pasar durante el proceso de su producción.
Cada operario invitó y acompañó a su familia en un recorrido por el taller: llegaron hasta allí hijos, esposas, madres, padres y hermanos de los trabajadores; pasearon por sus puestos, conocieron de primera mano su hábitat de creación y labor.
En cuanto a la exposición y el día de la inauguración nos conmovimos realmente por la implicación de los trabajadores para lo que fue un día realmente importante. Ellos querían mostrar el orgullo que sentían por su trabajo a sus familias. En los ojos de sus hijos se podía ver toda esa emoción y orgullo. Fue realmente excepcional. Fue un momento inolvidable.
Cuando llegamos a Factoría Espacios pensamos solamente descubrir un taller de creación de muebles y finalmente descubrimos un ecosistema que nunca he visto en otro lugar del mundo.
Al terminar el recorrido y la estancia en el taller, todas las personas salieron a la calle para dejar inaugurada la expo con música y bailes.
En Los Sitios, una de las cunas principales de La Rumba, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, la calle es de esos ritmos, gobernados por la percusión.
Allí, El Loquillo, uno de los más veteranos rumberos habaneros mostró con orgullo esta tradición. Estuvo acompañado por niñas y niños del barrio que rumbearon junto a él. Las palabras de introducción y reconocimiento a este género tan cubano, estuvieron a cargo de la musicóloga Cary Diez.
Se reunieron todos: trabajadores y sus familias; invitados especiales; espectadores de la Bienal, vecinos, para celebrar el trabajo, la tenacidad, la experiencia y el ingenio.