La nueva vida de un palacete habanero

La residencia ubicada en la Avenida de los Presidentes #504, construida en 1921, es uno de los más destacados palacetes del Vedado. Conocida también como la casa de Luis Narciso Menocal o como Casa de los Alcaldes, es hoy la Casa de Protocolo del Gobierno de La Habana.

El arquitecto fue Herminio Lauderman Martínez, asociado a todo el desarrollo de la arquitectura ecléctica residencial en el siglo XX cubano. Los dueños originales fueron Luis Narciso Menocal Fernández de Castro y Alicia Nadal y Marril de Menocal. Durante las décadas de los años 70 y 80 el inmueble fue utilizado como oficinas y luego pasó a ser casa de visita del Poder Popular de La Habana.

La residencia tiene grado de protección uno por sus valores arquitectónicos y culturales, y se distingue en su entorno por una fuerte volumetría y su techumbre de tejas verdes de cerámica vidriada. En su interior destacan su escalera de tres ramas así como el vitral colorido y luminoso que la acompaña.

Los jardines y las áreas exteriores son otros de los elementos más importantes de esta casa ubicada sobre una suave elevación del terreno, a la que se adapta, con lo que permite unas visuales muy hermosas desde y hacia la Avenida de los Presidentes.

Durante años la casa fue sufriendo daños constructivos por falta de mantenimiento. Uno de las mayores tareas fue la recuperación de su techumbre. Las filtraciones hicieron que los muros absorbieran mucha humedad y la casa acumuló un deterioro ambiental y constructivo muy grande.

El deterioro fue revertido y se han podido recuperar los elementos originales y distintivos como la carpintería, la yesería, las losas sevillanas, la luminaria, ciertos elementos decorativos, los jardines, entre otros elementos. Todo acompañado por una amplia y variada propuesta de mobiliario diseñado y fabricado por Proyecto Espacios.

Azulejos sevillanos

Para acometer el diseño interior y de mobiliario de la Casa de Protocolo del Gobierno de La Habana el equipo de Proyecto Espacios partió de una propuesta de zonificación de la casa que fuera coherente con los usos que se le iban a dar.

Así, quedaron en la planta baja dos salones de protocolo, uno con mobiliario de estar para diez personas y otro un poco más pequeño para la firma de documentos oficiales que cuenta con un escritorio y mobiliario auxiliar para cuatro plazas.

El comedor se dispuso para catorce comensales. En la cocina pudieron recuperarse los azulejos sevillanos originales, lo que se reconoce como uno de los mayores méritos de esta labor restaurativa. En la planta alta se mantienen las habitaciones privadas. La distribución se realizó sin alterar la arquitectura original de la casa.

La carpintería es uno de los rasgos más característicos de este inmueble. Se trata de una carpintería doble: exterior de persianas francesas e interior con hojas de vidrio.

Los elementos de carpintería estaban muy transformados: habían sufrido incisiones para aires acondicionados; en otros casos se habían perdido o estaban en muy mal estado. Se restauraron y se fabricaron los elementos que faltaban, en un volumen apreciable. Este fue un rasgo importante de la restauración que definía mucho el diseño, debido a que la carpintería es muy protagónica en los interiores.

Otro elemento relevante es la yesería, que se encontraba muy dañada y en algunas habitaciones era prácticamente inexistente. Para ello debimos diseñar una nueva propuesta de falso techo con sus molduras de yeso y decidimos incluir unas escocias que destacaran más el estilo de las habitaciones de la planta alta.

Trabajamos a partir de una paleta de colores orgánica para todos los espacios de la casa y que a la vez distinguiera las áreas. Se utilizó gris para las habitaciones privadas y color arena para las áreas sociales. En la pintura de la fachada, así como en el interior, se aplicó un solo color, sin destacar las molduras, considerando suficiente destaque por su volumetría. 

El diseño y fabricación del mobiliario en Factoría Espacios fue todo un reto por la variedad de usos de cada una de las áreas y la necesaria correspondencia con el estilo arquitectónico de la casa, ecléctico, de inspiración clásica.

El diseño de los espacios interiores también requirió cuidado en la selección de la luminaria y de piezas decorativas. Se utilizaron algunas originales de la casa, que debieron ser restauradas también.

En el exterior también trabajamos en una propuesta de jardinería que incluyó el rediseño de la pérgola.

Manos y guantes de seda

Sobre la obra terminada, la Dra. Elisa Serrano, especialista en pintura mural del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural considera que muy destacable el tratamiento de superficies. “Aquí sentí que estaba trabajado con manos y guantes de seda. Lo sentí en la madera, en las paredes, en los elementos decorativos de yesería en el techo. Y eso me agradó mucho”.

En cuanto a la recuperación de las losas sevillanas de la cocina comentó: “La complejidad mayor era que había losas a las que había que hacerles réplicas y ellos tocaron puertas en muchos talleres para buscar quién mejor podía realizarlas. Me agradó que hubiera esa preocupación por no sustituirlas por cerámicas modernas. Yo realmente felicito al equipo que ha hecho realidad este proyecto”.

Por su parte la arquitecta Madeline Menéndez, reconocida en 2020 como Premio Nacional a la Vida y Obra de la Arquitectura, profesora universitaria y autora, entre otros, del libro El Vedado. Tradición y modernidad en la arquitectura habanera (2020) aseguró sentirse satisfecha «al ver la culminación de este trabajo que tiene que haber sido bien complejo y bien delicado.»

«Aquí hay un sentido de restauración muy integral que va desde la espacialidad hasta las terminaciones, hasta el mobiliario, pensando en la época cuando incluso se ha perdido el original o no hay constancia de él. El mobiliario exhibe una terminación y un tratamiento que trata de mantener el espíritu de la casa, de la época. Felicito al grupo que trabajó en el diseño y también en la actividad constructiva, porque se nota el esmero, una preocupación grande por el rescate de una arquitectura tan valiosa de una época de gran esplendor del Vedado.”

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